VA – THE ROOTS OF NORTHERN SOUL

Con todo para sacar brillo a la pistal de baile :3

[ Ljzz-Proyect-Music ]

Temas:

CD 1:
1. Don’t Feel Sorry – Jimmy Ruffin
2. When You See Me – Carl Lester
3. Voodoo Workin’- Charles Sheffield
4. Misery- Barrett Strong
5. She’ll Be Gone- Betty O’ Brian
6. Hold On- Dee Clark
7. Whose Heart – Don McKenzie
8. Check Yourself- The Temptations
9. Have Love Will Travel- R Berry &
10. Determination- Smokey Robinson
11. I’m A Telling You- Jerry Butler
12. Come To Me- Marv Johnson
13. Way Over There- The Marvelettes
14. I Wonder (If Your Love Ever Belong To Me) – The Pentagons
15. That’s The Way I Feel – The Miracles
16. Seven Day Fool- Etta James
17. Respectable- The Isley Brothers
18. Just A Little Bit- Tiny Topsy
19. Bye Bye Baby- Mary Wells
20. It Keeps Rainin’- Fats Domino
CD 2:
1. Chills & Fever- Ronnie Love
2. All The Love I’ve Got- M Johnson
3…

Ver la entrada original 121 palabras más

Yes Sir, I can boogie

Nos tiramos al pasto mientras tú estabas medio drogado. Cómo todos los de la fiesta. Como el chico que nos había llevado al obelisco a esperar a su novia, y que luego extraviamos. Un nuevo logro desbloqueado : perder a un sujeto de provincia a mitad de la noche en una de las ciudades más grandes del mundo, pero no a un simple sujeto, un sujeto muy drogado.
Eso hubiera matado de remordimiento a cualquiera con una moral tradicional. Mi kantcito bebé interno era incapaz de probar sustancia alteradora de conciencia alguna pero nunca se mostraba reacio a despreocuparse por alguien. Y creo tampoco la tuya tenía esa consideración a los otros, así que nunca nos sentimos culpables por mirar la noche estrellada mientras nuestro foráneo amigo tiritaba a lo lejos, a lo muy lejos. Aunque aun no lo supiéramos, pero ya habíamos encontrado unos audífonos y un lugar donde comeríamos tacos al tiempo que veríamos ese delicioso canal de soft porn llamado Bandamax.
– Llámale a Bob, para decirle que perdimos a su compa.
– Mejor le decimos que le marque para saber donde está.

Nunca respondió el vato, así que sólo deseábamos que estuviera bien. Regresando al departamento hablamos poco con Bob, escuchamos la oda marxista de Britney y yo comí alegremente el chocolate que estaba en la mesa. Chocolate que ya me habían ofrecido al momento de arribar al lugar y que por alguna razón rechacé. Pero en ese momento lo devoré mientras tú y Bob me miraban azorados.
Yo tampoco tenía ganas de beber ya y estaba un poco molesta porque no dejabas el teléfono ni un momento. Por escribirte con tu no-novia cada tres segundos, en esa verborrea intelectual imparable que tenían, pero entiendo, especímenes como nos no encuentran otras aristas que les sirvan de herramienta para interactuar con otros. Aristas- arte/humanidades/cultura pop. Me fue imposible dormir porque hablabas todo el tiempo y porque después de todo me había aburrido terriblemente, tal vez lo mejor hubiera sido quedarme en casa a procrastinar como me era usual.
Yo y mis arrepentimientos. Mi kantcito me decía que no debía estar ahí, hojeando un libro editado por tu alma mater y viéndote recostado en posición fetal. Mi espíritu dionisíaco de esa noche se marchó con el provinciano perdido. Tal vez dormía con él en un parque al sur de la ciudad o abordaron el mismo taxi rumbo a un hotel de mala muerte o un bar.
Al despertar todo cambiaría seguramente. Al decir » al despertar» me refiero a que Bob y su bellísima novia abrieran los ojos y dispusieran la agenda matutina, la cual consistió en un grito femenino : ¿ quién se terminó el chocolate? ¿ quién se puso semejante trip? YES SIR I CAN BOOGIE

– ¿ Y que sentiste, no que nunca te habías drogado?
– Nada
– ¿ No te dio sueño?
– No, Él no me dejó dormir ( y aclaré) habló con su morra toda la noche.
– Que cabrona estás, nosotros con un pedacito si nos pusimos bien machín.

Camino al metro , nuestro amiguito extraviado respondió nuestras llamadas: estoy en Toluca. Y el curso del tiempo regresó a la normalidad, Bob nos confesó que esas actitudes eran algo normal en su fugitivo amigo. Tú fuiste a casa de tu morra al otro lado de la ciudad, como era normal. Yo regresaría a casa y leer o escribir o procrastinar como cada fin de semana como era normal, aunque había sumado una nueva determinación a mi anormalidad…
Cuando nos despedimos en las escaleras del metro dijiste :
» Ahora lo sabes, tú lo que necesitarías para ponerte, es una droga dura»

Busco la respuesta en un auto viejo

2004. Las mañanas sabatinas en Mosqueta, los amigos de entonces que después se volvieron eternos. Super, el chico que volaba por los aires en los conciertos, que regresaba al piso escurriendo en sudor. Los hermanos Fuzz, en ese entonces músicos noveles que después hasta a VL llegarían.

Claro que me acuerdo, Super me presentó a los chicos, hicimos parada obligatoria a un bar cercano. Las cervezas vinieron y también un sinnúmero de anécdotas, de esas que no faltan entre músicos, fotógrafos, organizadores, fans y prensa de una » escena» . Yo escuchaba ávida, no perdiendo detalle de nada. Entonces mi atención se centró en alguien.

Un chico guapo, delgado. Llevaba un gorro y una playera corta que dejaba a la vista sus innumerables tatuajes. Y me pregunté como demonios me acercaría a él. Ricardo alzó la mano y lo invitó a nuestra mesa.

De inmediato conversamos. Resultó ser mi vecino, vivía a tres colonias de la mía. Le pregunté su edad porque en mi mente veinteañera el no podía ( no debía) tener más de veinticinco. Muy serio y a la vez cautivador se rió cuando le dije que le calculaba 21. » No, no. Sí te digo en que banda toco sabras que no soy un niño» , pero lo mejor es que era bajista, como el regio aquel.» ¿ Bajista? ¡¡Que interesante!!»

Tenía 34, pertenecía a una banda de abolengo. Me remontó a mi infancia cuando mis compañeras bailaban el gran éxito de esta banda durante los recreos, pero ese día estaba en mi mesa preguntándome mil cosas. Después se levantó y se recargó en un muro, sostenía una cerveza. Me despedí de él antes de ir a otra fiesta con otros amigos. Me dio su numero telefónico y eso para mí fue como si me hubiera dado un anillo de diamantes. Le marqué algunas veces, no hablábamos de nada en concreto, y como era de pensarse el nimio nexo se diluyó

No lo he vuelto a ver. Sólo de lejos en el Estadio Azteca, deshaciéndose en el escenario. Moviendo sus brazos frenéticamente, destrozando el bajo, luciendo su rayada piel.